En Oh My Word! tenemos la impresión de que los anuncios de chucherías han cambiado mucho en los últimos años. Estos anuncios ya no presentan la dulce estampa de ese niño que pasea con su abuelo, o vive con emoción las increíbles sorpresas que aguardan dentro de un huevo de chocolate. Hoy los anuncios de chucherías está protagonizados por chicarrones cool que usan skaters como medio de transporte, se pavonean delante de las muchachas y quedan con sus coleguitas en el parque para comer frutos secos sentados en el respaldo de un banco, en lo que claramente es el paso previo al botellón.
Puede que esto no sea tan así como nosotras lo percibimos. Puede que en Oh My Word! nos estemos volviendo unas abuelas cebolletas, de esas que piensan que lo mejor para anunciar chucherías es usar conejitos de colores en un mundo de fantasía. Pero hacednos caso. La publicidad de las golosinas, aperitivos y chocolates se está alejando demasiado de la imagen dulce para embarcarse en un viaje de no retorno. ¿El destino? Creatividades tan grotescas como las del Viernes Bizarro de hoy.
Alien predator
[blockquote type=»type-2″ align=»align-left» sc_id=»sc1442218158334″]Te mantienen despierto a cada bocado.
Aperitivos de wasabi[/blockquote]
No sabemos si alguna vez habéis tenido la oportunidad de probar alguno de estos aperitivos de wasabi. Desde Oh My Word!, como mujeres de mundo que somos, os podemos relatar que este tipo de snacks generan una relación amor-odio digna de un culebrón venezolano. Es abrir una de estas bolsas y entrar en una espiral de autodestrucción imparable. Porque no te gusta. Nada que lleve el wasabi suficiente como para abrirte las vías respiratorias nivel paso de tren de mercancías, puede gustarte. Y aun así, te ves irremediablemente abocado a seguir metiendo la mano en el paquete, sin importar la tortura a la que estés sometiendo no solo a tus papilas gustativas, sino a tu aparato digestivo en general.
Siendo consecuentes con su producto, los anuncios de los aperitivos de wasabi son una patada en el estómago. Ya no es solo que el reclamo de la creatividad nos perturbe (¿para qué vas a querer mantenerte despierto con aperitivos de wasabi existiendo opciones como el café o la CocaCola?), es que el propio anuncio hace que el consumo del producto sea del todo innecesario; después de ver estas creatividades de terror más de uno no conseguirá pegar ojo en varios días.
Sospecho que este trato tiene truco
[blockquote type=»type-2″ align=»align-left» sc_id=»sc1442219047415″]Es lo que tú hubieses querido.
Snickers[/blockquote]
Aunque para terror, el de este anuncio de minichocolatinas Snickers. El concepto de mini-yo ya es inquietante de por sí, pero si además le sumamos ese cuello cisne coronado por el cabezón alopécico con ojillos de cordero, la estampa adquiere un cariz cagar patatillas innegable.
En Snickers tienen la excusa de que su anuncio está vinculado a Halloween, con lo que el tema de acongojarnos de por vida está más justificado. Aun así, viendo este tipo de creatividades, en Oh My Word! no queremos perder la oportunidad de volver a recordaros lo perturbada que está la gente que trabaja en otras agencias de comunicación. Para que toméis nota y nos valoréis un poco más a nosotras, que solo presentamos pequeñas taras sin importancia.
Desde Oh My Word! no sabríamos deciros cuál de las creatividades de hoy nos resulta más grotesca. Por suerte para nosotras, escogerlo es tarea vuestra.
