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Viernes Bizarro… Elegancia y saber estar

22 de Ene de 2016 | Viernes Bizarro | 0 comentarios

La elegancia, esa cualidad innata, ese je ne sais quoi tan codiciado con el que solo cuentan unos pocos privilegiados.

Aunque todos sabemos que la elegancia es una de esas virtudes que no se pueden comprar a golpe de talonario, conviene no olvidar que el no estar bendecido con este don no es excusa para que todo valga. No por no contar con elegancia natural tenemos vía libre para ir por la vida hechos unos zarrios (estética y moralmente). La clave está en poner un poco de interés y esforzarse. En saber estar, vaya.

En el mundo de la publicidad, al igual que sucede en el resto de los ámbitos, nos encontramos con ejemplos de elegancia natural y ejemplos de mal gusto. Con creativos que hacen de la sutileza un arte y creativos que, como si de Reyes Midas de lo burdo se tratara, convierten en zafio todo aquello que tocan.

Podríamos pensar que estos segundos no tienen remedio, que más les valdría dedicarse a sexar ángeles, pero no queremos ponerlo tan fácil. Porque en Oh My Word! creemos que entre una obra de arte creativa y un truño sin excusa, hay un amplio margen en el que cabe el esfuerzo y el trabajo. En definitiva, que no crear anuncios como los que os presentamos en el Viernes Bizarro de hoy, es una cuestión de aplicar un poco de interés y de saber estar.

Pervertido oliendo bragas

¡Súper Tanga. El héroe enmascarado!

[blockquote type=»type-2″ align=»align-left» sc_id=»sc1453049201104″]Ariel. Ahora con jazmín[/blockquote]

¿Qué mejor argumento para vender el nuevo aroma de un detergente que sugerir que los pervertidos estarán más encantados que nunca oliendo tu ropa interior? Porque sí, decimos pervertidos sin derecho a réplica porque nadie que huela ropa interior ajena con tanta profusión merece otro nombre.

El primer anuncio de hoy es el ejemplo perfecto de cómo cargarte la novedad de una marca con tu falta de elegancia. Y esto da que pensar. Porque tú visualizas al departamento de I+D+i de Ariel, con sus trabajadores ahí, poniendo todo su tiempo y esfuerzo en crear un agradable aroma a jazmín, para que después venga una agencia de comunicación y haga esto con tu producto… Se te cae el alma a los pies.

Felacion y ketchup

Querida, no eres la única con ganas de vomitar…

[blockquote type=»type-2″ align=»align-left» sc_id=»sc1453119804480″]Hace cualquier cosa más fácil de tragar[/blockquote]

Y aquí estamos de nuevo con un clásico entre los clásicos. Si a las chicas de Oh My Word! nos diesen dinero cada vez que encontramos un anuncio en el que se «sugiere» una felación de forma tan sutil como esta, cerraríamos el chiringo y estaríamos vivendo panza arriba en el Caribe. Por suerte o por desgracia, la generosidad no prolifera tanto como el mal gusto, así que tendremos que seguir dando el callo y comentando anuncios como el de ketchup Heinz. Y tan felices, oiga.

Volviendo al segundo anuncio de hoy, las chicas de Oh My Word! no queríamos dejar pasar la oportunidad de compartir con vosotros algunas de nuestras reflexiones. Porque nosotras, que hemos vivimos y seguiremos viviendo en nuestras carnes ese momento de tensión en el que te plantas delante de tu cliente y le cuentas esa idea tan brillante  que has tenido para promocionar su marca, nos planteamos llegarle a alguien con un concepto como el de Heinz y caemos mortificadas al momento.

Con esta reflexión, queremos reconocer a las agencias de publicidad del mundo que hace falta tener mucho talento (y mucho ketchup) para conseguir meterle a alguien una idea como esta. Por consiguiente, habrá que darles la enhorabuena, suponemos.

Vosotros también podéis premiar a estos creativos por sus grandísimas hazañas con estos dos anuncios. ¿Tenéis ya un claro favorito?